Estaba de vacaciones en un hotel bonito en alguna zona turística del sur de México. De repente se parecía a Oaxaca. Había playas hermosas y cosas muy bellas super mexas. También I.M. estaba de vacaciones en el mismo lugar. Nos habíamos puesto de acuerdo para coincidir. La vida era otra cosa y yo era otra yo, pero también era esta yo que estoy siendo. Creo que el era más parecido al otro el que era antes. Yo estaba con mi hijo, mi familia y mi hermana; el estaba con su banda. Salíamos de pronto de las habitaciones y coincidíamos en el lobby y la pasábamos genial, turisteabamos, hacíamos cosas juntos, nos divertíamos y todo. De un momento a otro avisan que ya se van a seguir su gira a otra ciudad y algunos periodistas les toman fotos en algo parecido a una sesión para alguna nota de un medio de comunicación. Nos despedimos enfrente de todos con una despedida normalona. "Adiós, adiós". Nada especial, ningún código, y se va. Me quedo un poco descolocada y sacada de onda, comparando las palabras que compartimos en correos electrónicos con lo seco que me parece la interacción en la realidad. Luego mi hijo y yo vamos a la alberca y llueve, llueve super fuerte, llueve muchísimo. Nos protegemos de los rayos porque es tormenta eléctrica y toda la comunidad al rededor hace lo mismo. Es como una emergencia de protección civil y pasamos en eso varias horas, poniéndonos a salvo y etcétera, es decir, yo continúo con mi vida y mi contexto de cotidianidad también normal, cien porciento en lo mío, como si no pasara nada más, como si no hubiera un vínculo que estaba considerando profundo, o como si no estuviera triste. Terminando de resolver la emergencia regresamos al cuarto a cambiarnos y abro mi compu para encontrar un correo de I.M. tan solo a unas horas de haberse ido. Al abrirlo veo que es una ristrota de ideas y palabras, donde dice que quería verme más, que la pasó muy bien, y describiendo detalles que para el fueron significativos y que no los recordaría si no hubieran sido significativos. También me propone un proyecto en común de diseño a distancia, una revista llamada: NoSeQue ICE. El tenía años haciéndola pero quería que yo colaborara en un número y armar juntos los contenidos y el diseño. Me emocioné mucho no solo por la idea de colaborar en algo laboral con el, sino porque mi nombre estaría en los créditos de una publicación internacional. Para mi trabajar con el significaba la posibilidad de vincularnos en otra área de nuestras vidas, conocernos de otra forma y poder mantener de alguna forma un poco de cercanía. Junto con esa emoción tenía la duda y confusión de no saber si lo que estaba viviendo o había vivido era el amor, y pensaba en lo complejo que era entre nosotros no sólo el detalle del lenguaje, sino que muy por encima de esa dificultad estaba el detalle de no lograr leer el presente con todos sus matices, no lograr valorar lo que estabamos viviendo en el momento de tenerlo ahí disponible. Siempre en retrospectiva. De la verga. Me desperté mirando el puto horizonte. Llevo así varias horas. -Ramona
Paint Bank Va
Hace 1 año
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