Entre esa tranquilidad del agua, yo me podía perder horas admirando las complejidad de las piedras con mucho afán, buscando desde la comodidad de mi ventana grietas, agarres, pinzas, pisaderas, crimps, tufas, slopers... pensando pasos y pensando que tanto alcanzarían mis brazos si estuviera ahí arriba. De pronto la catástrofe. Con un aire muy fuerte se desprendió una gran roca que estaba en el pico mas alto del cañón. De esas rocas que parecen muy macizas y pensé "A la madre, si estuviera escalando eso, seguro me hubiera agarrado de esa rocota aparentemente inseparable de la montaña..." y pensaba algunas otras chingaderas, pero no pensé (ni el instinto me avisó el peligro) que la roca al caer iba a provocar una ola gigante, y yo en la pendeja pensando en escaladas posibles por ahí, mientras entraba de imprevisto agua por mis ventanas, puerta y de un segundo a otro me quedaba sin oxígeno.
Me fuí como llegué, nadando. Y se destruyó todo.
Salen a la luz (o a la oscuridad) combinaciones subconscientes de: América la casa y sus goteras, la película que ví recién de la vida de Pi, el miedo a perder las pertenencias.
-Ramona
